• Martes , 22 marzo 2016
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Con la fuerza de la razón, en Talca también dijimos AC!

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Nos reunimos en Talca, en esta plaza y frente a estas históricas Escuelas, al igual como lo hacen cientos y miles de ciudadanos de a pie en distintas partes de Chile: en La Serena, en Valparaíso, en Santiago, en Concepción, en Temuco, en Valdivia, en Puerto Montt y en Coyhaique. Hoy decimos fuerte y claro y al unísono, que los ciudadanos no permitiremos más que el país se conduzca entre cuatro paredes y con el poder concentrado en unos pocos, exigimos una democracia real, participativa, equitativa, inclusiva, transparente, en donde el centro esté en las personas y no la sociedad neoliberal construida en las últimas décadas, que pone al ser humano como un consumidor a quien hay que manejar con las técnicas del mercado.

Nuestro país vive horas cruciales, estamos frente a un contexto que devela el agotamiento de un sistema que no responde en lo absoluto a las necesidades y anhelos de los ciudadanos, por el contrario, vemos cómo los distintos enclaves impuestos en dictadura, muchos de los cuales se mantienen hasta hoy, solo permitan esquilmar a las personas con un sistema económico, previsional, de salud, laboral, etc., que concentra la riqueza en un pequeño grupo de familias, mientras gran parte del país se debe endeudar y difícilmente alcanza a vivir y satisfacer sus necesidades. Matices más, matices menos, durante las últimas dos décadas se ha mantenido este sistema, y ya no soporta más el abuso y desigualdad entre compatriotas, la democracia no puede esperar más.

Quienes nos encontramos hoy en este lugar, queremos un Chile distinto y vemos con indignación cómo nuestro sistema político está secuestrado por los poderes fácticos y el dinero, en donde la ética, la probidad, la transparencia, la legalidad, han dado paso al abuso, a la corrupción, al enriquecimiento ilícito, a la compra y venta de conciencias y votos en el Parlamento. El abuso de los que se encuentran en una situación de poder y los hechos de corrupción de que hemos sido testigos en estos días, con el Caso Penta, SQM, Caval, etc., como el Caso Cohecho que afecta a Concejales de la comuna de Talca, reafirman el diagnóstico que tenemos de nuestra realidad, y las enfermedades de la democracia, se combaten con más y mejor democracia y participación.

La Constitución de 1980, la Constitución de la dictadura, pese a todos sus parches y reformas, tiene un pecado de origen y que dice relación con que la máxima norma del país fue impuesta a sangre y fúsil, sin que mediara la participación de la gente, del pueblo, que es en quien reside la soberanía. Esta Constitución y todo el sistema y andamiaje creado a su alero, han sido la camisa de fuerza que día a día ahoga a esta democracia, democracia que se olvidó de los sueños de todos, en aras de la justicia “en la medida de lo posible”, “la política de los acuerdos” y las decisiones que se adoptan “en la cocina”. Esa Constitución que a principio de los años 90, muchos desde la Concertación criticaban, se fue transformando con el correr del tiempo en la estructura jurídica en la que muchos de esos mismos que la criticaban, se empezaron a sentir cómodos.

Este cuadro no da para más, queremos participación, queremos darnos una Constitución que nazca de los ciudadanos, que incorpore la mirada actual de nuestra sociedad, que establezca mayores límites a las autoridades, que permita que la sociedad fiscalice más y que prevenga la concentración de poder y recursos en unos pocos, que nacionalice nuestros recursos naturales, que reconozca a todo nacido en esta tierra como un igual, con mismos derechos y oportunidades. En tal contexto, exigimos que se llame a Plebiscito para que sea a través de una Asamblea Constituyente que nos demos una nueva Constitución; la Asamblea Constituyente no es el infierno, ni el caos que muchos pretenden ver, países estables, como Italia, Perú, Islandia Colombia, Ecuador, etc., han vivido esta experiencia con éxito, nosotros también podemos.

Históricamente nunca el poder ha sido entregado en bandeja a las nuevas generaciones, han sido éstas las que han tenido que luchar, trabajar, convencer, socializar su mensaje para producir los cambios de todo tipo en el país. Hoy a eso estamos llamados, el proceso constituyente ya ha partido, es un camino irreversible, y somos nosotros quienes tenemos en nuestras manos la oportunidad de cambiar Chile.  Hoy decimos fuerte y claro: “¡Basta de abusos! ¡Plebiscito para Nueva Constitución!

 

También en: El Quinto Poder

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