Timonel de la tienda oficialista acusó que hay “un intento extremo por distorsionar la realidad” en el discurso del secretario de Estado, al atribuirle a la crisis política la desaceleración que tiene la economía debido a la falta de inversión, considerando que el origen de ella son los empresarios.
“El pecado original de la crisis de credibilidad política radica precisamente en los grandes empresarios, los mismos que ahora dicen que la crisis política no les da confianza para invertir”, replicó este jueves el presidente de la Izquierda Ciudadana (IC), Diego Ancalao, al comentar el pronóstico poco auspicioso entregado por el titular de Hacienda, Rodrigo Valdés, ante la Sofofa.
El secretario de Estado expuso ante los empresarios de la Sociedad de Fomento Fabril, -quienes han insistido en que se debe revisar la reforma tributaria y laboral-, sobre la realidad económica del país y sus pronósticos, señalando que el segundo semestre de este año estará marcado por resultados poco alentadores en materia de actividad, atribuyéndolo a la falta de credibilidad en la política y los políticos.
“Es imposible compartir esa tesis del economista. En primer lugar, porque no es cierto que Chile está en recesión. Hoy Chile crece al 2,9%, algo catastrófico dice Hacienda, sin embargo, las potencias económicas del mundo como Japón crece al 1,2% y Canadá al 1,9%”, explica Ancalao.
“Lo cierto es que la crisis de credibilidad política fue y es financiada por ellos mismos, que han comprado a los políticos uno por uno”, dijo el representante de la tienda que integra la Nueva Mayoría, enfatizando que “el discurso de posible recesión económica es una indesmentible falacia que tiene como único objetivo paralizar el avance de las reformas emblemáticas en beneficio de los empresarios”.
No obstante este parecer, Ancalao se manifestó confiando en que el programa transformador de Chile, impulsado por la Nueva Mayoría, seguirá adelante con todos los proyectos que benefician a la ciudadanía, especialmente aquellos que mayor repercusión tendrán en la calidad de vida de los vecinos comunes y corrientes.
Fuente: La Nación