Tuvimos la oportunidad de conversar con la Subdirectora del Sernam, Gloria Maira, respecto de este tema y otros relacionados con la función que ejerce dentro de Servicio Nacional de la Mujer
¿Cuáles son las diferencias entre una ley de sexualidad y reproducción y una ley que despenaliza el aborto, por qué se tratan de manera separada siendo que apuntan a lo mismo?
Estos son asuntos que no han dado en el debate público a partir de una información efectiva y veraz y cuando hablamos de derechos sexuales y reproductivos, inmediatamente se circunscribe al tema del embarazo, al aborto. Todo lo otro, que es reconocernos como seres humanos, que la sexualidad y la reproducción son dimensiones que nos constituyen, tienen que ser protegidas en el sentido de las libertades que cada persona tiene de optar en esos caminos de su sexualidad y respecto de su reproducción. Entonces cuando hablamos de una ley de sexualidad y reproducción, es una ley que aborda aspectos de educación, lo que tiene que ver con trabajar por una educación laica, afirmativa o propositiva en materia de sexualidad y reproducción y no desde el riesgo. Todo lo relacionado con salud sexual y reproductiva, todo lo que tiene que ver con transformaciones de estereotipos forma parte de una ley de derechos sexuales y reproductivos.
Ahí se tiene que abordar las necesidades que tienen las distintas opciones sexuales. Una cosa son las heterosexualidades y sus requerimientos, otra cosa son las relaciones sexuales o lésbicas, otras cosas vienen de las identidades de género desde la salud sexual y reproductiva, y es ahí donde tenemos que dar respuesta. Los programas de reproducción, siempre hablamos de la interrupción voluntaria del embarazo pero resulta que otro gran problema que tiene nuestra sociedad son los de infertilidad en las parejas y para eso tampoco hay política pública. Otro gran punto tiene que ver con la pertinencia cultural con la que estamos desarrollando los paquetes de salud sexual y reproductiva. Hasta dónde estamos tomando en cuenta las tradiciones y saberes de mujeres de pueblos originarios, donde estas dimensiones son abordadas desde las cosmovisiones de maneras distintas y esos temas hay que incorporarlo en la política pública.
Por lo tanto esta es una ley que va a tener que ser trabajada muy fuertemente en lo intersectorial, y aborda mucho más que la interrupción del embarazo por las tres causales. Esta dimensión de la sexualidad y la reproducción, vista en toda su integralidad, es lo que tenemos que poner en el debate público. De esto se trata cuando hablamos de una ley de derechos sexuales y reproductivos.
¿El aborto es un tema de salud o de derechos sexuales?
La interrupción del embarazo es un tema de justicia social, de salud pública y derechos humanos. El aborto tiene todas estas caras porque en la situación que nos encontramos hoy quienes efectivamente llegan a los hospitales requiriendo atención médica por maniobras abortivas son mujeres de sectores populares o son jóvenes sin recursos. Los problemas de salud que provoca la clandestinidad del aborto están concentrados en las mujeres de menos recursos, no están concentrados en las mujeres de estratos socioeconómicos altos. Quienes enfrentan problemas de salud son ellas. Quienes enfrentan problemas con la justicia, hay que recordar que el aborto está penalizado en toda circunstancia, también son las mujeres de esos sectores, no son las mujeres de los sectores económicos altos. Es un problema de justicia social.
Es un problema de salud, en la medida que una práctica médica, dada la clandestinidad del aborto en todo el país, conlleva que las interrupciones del embarazo se hagan en condiciones que se contraponen con el avance de la ciencia médica, donde las mujeres se arriesgan en prácticas abortivas que las pueden lesionar seriamente en su salud. Todavía tenemos casos donde estas prácticas te pueden llevar a discapacidades permanentes en términos de reproducción. Las situaciones hoy nos son las mismas que en los años 60. En esa época había pabellones completos en los hospitales que atendían a mujeres que llegaban por prácticas abortivas, donde los niveles de sepsia eran tales que eras muchísimas las mujeres que morían. No es esa la realidad hoy. Pero si existen realidades de hemorragia por el mal uso del Misotrol o de otras condiciones. Esas realidades, además de ser problemas de salud también afectan a determinados grupos de mujeres.
Y es un problema de derechos humanos porque la penalización del aborto en toda circunstancia afecta única y exclusivamente a las mujeres. Estamos hablando de eventos que suceden únicamente en el cuerpo de las mujeres y en la medida que tu estableces una política, un tipo de legislación como la que hoy tiene Chile desde el año 89, lo que estás haciendo es establecer un lugar de desigualdad, reproduciendo una situación de desigualdad y también de discriminación de las mujeres en la medida que no estás dando respuesta a un problema que las afecta directamente.
¿Qué es lo que hay de fondo tras las tres causales de aborto?
Hay un problema de fondo y es que en las causales que estamos discutiendo, lo fundamental es que en esas situaciones, las mujeres tengan el derecho a decidir qué hacen con esa gestación. Ese es el lugar fundamental. Esto no es algo que deban decidir los médicos o los jueces. Si estamos hablando de seres humanos con capacidad moral para tomar decisiones respecto de su vida y de su proyecto de vida, en este caso las mujeres, son esos seres humanos los que tienen que posibilidad de decidir sin coacción, sin violencia, de manera informada respecto de ese embarazo.
Entonces, si una mujer se ve enfrentada a un embarazo que le puede costar la vida, ella debe tener la posibilidad de elegir si continua o no con ese embarazo. Si decide continuarlo, el aparato de salud tiene que ponerse a disposición de que ella pueda llevar a término ese embarazo y ojalá que se le pueda salvar la vida. Y al mismo tiempo, si esa mujer decide interrumpir ese embarazo, legítimamente, porque le va a costar la vida, ese mismo aparato de salud tiene que ponerse a disposición de hacer efectiva de la mejor manera esa decisión de la mujer.
En caso de una inviabilidad fetal, estamos hablando de la misma situación. Yo mujer me veo enfrentada a un diagnóstico de inviabilidad fetal y debo tener la posibilidad de optar por llevar ese embarazo a término. Muchas mujeres lo hacen. Y también solicitan que ese embarazo se interrumpa. Existen argumentos que dicen, esto fue un embarazo deseado, yo quiero que ese ser me acompañe lo que pueda. Perfecto. O yo no quiero ser un ataúd viviente, como me han dicho algunas mujeres
Y en el caso de violación es exactamente lo mismo. El punto es que les están dando a las mujeres en su condición de sujetas de derecho, su condición de ciudadana, en su condición de personas morales, el poder de decisión respecto de continuar o no una gestación en estas tres situaciones concretas.
¿Cómo se enfrenta todo esto con el argumento de muchos respecto de la defensa de la vida, desde la concepción hasta su muerte natural?
El aborto es un asunto de decisión personalísima. Forma parte del derecho a intimidad de las mujeres. Es absolutamente de tu intimidad decidir si continuas o no una gestación, o la postura que tengas respecto de la interrupción del embarazo. La diversidad de opiniones y planteamientos respecto de este tema, está dado por lo personal que es una decisión como esa. Lo que una sociedad democrática debe garantizar es que las personas tengan la posibilidad de tomar decisiones respecto de esto que es un asunto personal.
Tú no puedes obligar a la gente a casarse, a divorciarse. Esas son decisiones personales. Con el aborto se debiera trabajar bajo la misma lógica. El estado, y más aun, un estado laico tiene que legislar en función de la ciudadanía en general, es decir de otorgarle el derecho a las personas de tomar decisiones respecto de su vida y sus proyectos de vida, con seguridad, información y garantía de derechos. Eso significa que no puedes obligar a las personas a caminar en una dirección u otra a partir de lo que piensen algunos, o de dogmas de fe, o de creencias particulares. Eso no hace la construcción de una sociedad democrática. El estado laico tiene que dar la garantías a la personas que sus decisiones van a ser respetadas, van a poder ser ejercidas, a plenitud y no en clandestinidad. Y en esa perspectiva, la despenalización del aborto en las tres causales, se enmarca en esa dirección. Si eres una mujer que considera que en tu fuero íntimo, aun cuando ese embarazo sea fruto de una violación, tú la vas a recibir y vas a ejercer la maternidad o vas a dar en adopción, perfecto. Pero si tú no estás dispuesta a continuar esa gestación producto de una agresión sexual, también tienes que tener la posibilidad de hacerlo. Y no puede el estado imponerte una decisión.
Cuando la gente dice que estamos a favor de la vida, claro que todos y todas estamos a favor de la vida, sobre esa base se construyen las sociedades. Todos estamos por el derecho a la vida, pero ese derecho no es absoluto, no es un derecho que tenga una interpretación única. Y como dicen algunos, los que defienden ese derecho de manera absoluta, es que la vida es una sola, de continium desde la concepción hasta la muerte. Eso no es así, es solo una interpretación legítima.
¿Cuáles son los desafías del Sernam para los próximos años?
La agenda de la presidenta es bien ambiciosa en materia de compromisos con las mujeres. En ella, aborda en forma inédita, desde el punto de vista de su aproximación, problemas que la democracia tenía pendiente con las mujeres desde hace mucho. Tiene que ver con la violencia contra las mujeres y no con violencia intrafamiliar, que ha sido la tónica con la que se ha trabajado la legislación en la política pública. Tiene relación con la autonomía de las mujeres, y eso se relaciona directamente con el ejercicio de la sexualidad y la reproducción, desde una perspectiva de derechos y de justicia social. La agenda, además, aborda el tema de mujer y trabajo, en la perspectiva del trabajo decente y del mejoramiento de la calidad de vida de las mujeres. A pesar que estos son asuntos que no se abordan por primera vez desde las políticas públicas, el gran desafío es que se enfrentan desde una perspectiva distinta, donde lo que se está colocando al centro son las mujeres y sus problemas, y desde ahí desarrollar la política pública.
El programa de la presidenta Bachelet es muy ambicioso, porque subyace una visualización de las mujeres, como sujetas plenas de hecho y ciudadanas. Y no desde un lugar donde se repiten relaciones de discriminación, exclusión, que efectivamente se mitigan pero no se solucionan.
Tenemos cuatro años para darle la vuelta a las visiones que se han mantenido en política pública, para proyectarlas en éstas perspectivas y eso lo transforma en un tremendo desafío.
¿Cómo podremos ver reflejados estos temas?
En términos bien concretos y respecto de la violencia contra las mujeres, significa promulgar una legislación que transforme la ley de violencia intrafamiliar en ley de violencia contra las mujeres. Es decir que allí se dé cuenta de sanciones y penalizaciones de todas aquellas conductas de agresión que tengan sobre su base condiciones de género, es decir, que le suceden a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Eso implica que toda la política de prevención, atención y reparación, tiene que modificarse, porque todo lo que hoy está montado es para violencia intrafamiliar.
En el caso de sexualidad y reproducción, ahí hay dos grandes desafíos. Uno es la ley de derechos sexuales y reproductivos y la otra es la interrupción del embarazo, la despenalización del aborto por grave riesgo para la salud de la mujer, inviabilidad fetal y violación. Así de concreto es como se plasma esta nueva visión de las mujeres como sujetas de derecho y a una respuesta desde la política pública acorde con eso.
Si bien en el sistema público existen formas para establecer una igualdad de género, ¿cuál es el panorama en el mundo privado?
Lo primero es que el enfoque de trabajo en el área particular desde la política del Serman, está orientada en dos perspectivas. Una es el fortalecimiento de la noción de trabajo decente que no ha sido un una inspiración de la política pública hacia las mujeres. La otra, es de qué manera fortaleces las iniciativas emprendedoras de las mujeres, superando la precariedad. Hay que superar esa visión de precariedad y eso implica trabajar en varios ámbitos. En concreto involucra, entre otras cosas, la superación de la brecha salarial entre hombres y mujeres. Y eso es un abordaje que tiene que ver desde la legislación, pero también conlleva las labores de fiscalización que pueda hacer el Ministerio del Trabajo, en particular la Dirección del Trabajo. Implica trabajar por romper la segregación en el mercado laboral. En el gobierno pasado se habló mucho de que esta gran cantidad de empleo que se hicieron, un porcentaje importante estuvo dirigido a las mujeres. Pero es trabajo precario, es el que se produce en aquellos ámbitos de la economía que son los primeros que desaparecen cuando ésta se contrae, son los primeros eslabones que caen. Y en general están circunscritos a aquellos ámbitos que tienen que ver con la reproducción de la labor doméstica o trabajo por cuenta propia que es tan precario que no se sostiene. Ahí existe un tremendo desafío. Lo que se logre hacer en estos cuatro años no resuelve el problema como tampoco lo hace en materia de sexualidad y reproducción.
En la medida en que establezcas enfoques distintos en la política pública, que colocas en el centro a las mujeres y sus derechos, efectivamente estás permitiendo una proyección distinta en los años venideros
¿Cómo se conjuga de su labor como Subdirectora del Sernam con los debates que se generan dentro de la IC, básicamente, como se va a plantear la visión del partido en su labor?
La Izquierda Ciudadana tiene un planteamiento programático básico que es el que permite la construcción de este partido y uno de esos puntos acoge los principios feministas en términos de las interpretaciones de la sociedad, desde el punto de vista de los derechos. Por lo tanto, yo estoy acogida dentro de mi postura de mujer de izquierda y feminista dentro del marco del partido, el cual se construye reconociendo en el feminismo un aporte a la superación de formas de dominación, en este caso patriarcales. El partido definió también que está por respetar la decisión de las mujeres respecto del aborto, y por lo tanto se adhiere a las posturas de un aborto seguro y gratuito por decisión de las mujeres. Si ese es el marco amplio respecto de los cuales el partido tiene adhesión, con mayor razón la tiene respecto de estas tres causales acotadas. Cuando formamos parte de este acuerdo programático, entregamos como partido nuestra construcción programática y esa fue la que pusimos en discusión cuando se elaboró el programa de la presidenta.
Entonces podremos ver una injerencia del partido en su gestión
Claro. Yo estoy aquí asumiendo completamente el programa de la presidenta. Evidentemente la agenda del partido no se agota en el programa de gobierno, va mucho más allá, como sucede con la gran mayoría de los partidos políticos. Nosotros estamos planteando una visión de sociedad, de estado, de sistema económico, de construcción de derechos, de relación con los recursos naturales, bastante más amplio que el de la presidenta.
Y a eso no renunciamos cuando formamos parte del gobierno y estamos en cargos, como el que me corresponde desempeñar. Por lo tanto yo voy a defender y trabajar por la agenda de la presidenta y hago de esa agenda una propia, sin perder de vista que lo que hoy quede instalado se proyecte en función de los ideales que el partido cree son buenos para Chile.
Cristian Contardo