Por Diego Ancalao
Vicepresidente de la Izquierda Ciudadana
Nací en la ciudad de Purén indómito, provengo de una familia humilde, que me enseñó el respeto a las personas y a mi pueblo mapuche. He crecido con necesidades, pero gracias a Dios y a la gente que Él puso en mi camino, he logrado superar las adversidades. Mi principal herramienta ha sido el trabajo persistente y mi convicción de ser cada día mejor.
Cuando hablo de la pobreza no lo hago desde fuera. Lo hago de verdad porque SÉ que para los humildes todo es más difícil. Sin embargo, la pobreza no es una condena, es un obstáculo más que hay que superar; es un desafío a la inteligencia y a la voluntad. Esa es la fuerza que quiero compartir: es posible alcanzar tus sueños y vivir en un mundo MÁS justo.
Aspiro a ser un actor en el desarrollo de una forma distinta de enfrentar los conflictos políticos y las deudas que la sociedad chilena tiene con los más postergados, poniendo como ejemplo mi experiencia de vida. Los obstáculos son situaciones que me desafían y me invitan a dar mi mayor esfuerzo. Como todo en mi vida, nada ha sido fácil y he debido vencer las incomprensiones y los ataques de todos quienes se han sentido amenazados por quienes como yo estamos convencidos de nuestros valores y principios.
Necesitamos avanzar en la construcción de una sociedad más digna y justa y sobre todo poner acento en la situación del pueblo mapuche y su lucha milenaria. Mi vocación de servicio, no sólo proviene de mis convicciones, sino de muchas personas que me han ayudado. Muchos hombres y mujeres se sienten parte de este avance y creen en mí para ser parte de sus luchas, nuestras luchas. Por eso estoy aquí, para dar una batalla por la dignidad, con un proyecto político que mira primero a los más vulnerables y a los que ya casi han perdido la esperanza.
La invitación a nuestro proyecto político es abierta, aquí cabemos todos, sin importar su condición económica, social, origen o religión. La construcción de este proyecto requiere de todas las manos y todas las mentes.
Todos lo sabemos muy bien, aquí muchos viven en condiciones indignas que nadie se merece. Somos una realidad que muchos ignoran o simplemente no quieren ver. Yo no estoy dispuesto a que esta situación se mantenga. La apatía y la resignación no son opciones para mí. Las cosas deben cambiar y nosotros somos ese cambio.
Hoy ¡Se ha levantado un nuevo proyecto político en el que sacaremos la voz y demostraremos que juntos podemos alcanzar el país que queremos!…Y no necesitamos que vengan otros a decirnos lo que somos y lo que queremos ser. Nadie puede hablar por nosotros. Somos capaces de reconocer lo que valemos. Venimos a cambiar la historia y terminar con esta larga espera, nosotros la Izquierda Ciudadana no venimos a otra cosa.
Ya no necesitamos intérpretes, padrinos, poderosos, ni garantes. Nadie puede decir mejor lo que nos pasa que nosotros mismos, entonces: ¿Quién puede representarnos mejor que un proyecto político que nace de nosotros mismos? Llegará ese día en que nuestra voz resuene en los templos del poder: ¡Nos hemos levantado, porque ya estamos cansados de falsas promesas que terminan solo en palabras! Requerimos hechos, no palabras. Exigimos nuestro derecho a vivir una vida digna y nuestro partido es el vehículo.
Les decimos a los que administran este sistema injusto, que no esperen ingenuidades. Nos hemos puesto de pie una y otra vez, para luchar contra grandes adversarios, pero no contra un diputado u otra autoridad, sino que nuestra verdadera batalla, es contra la pobreza, la falta de oportunidades, la discriminación y la injusticia; a estos enemigos venimos a vencer y no pararemos hasta ganar esta batalla.
Aquí tienen hombres y mujeres, luchadores, sin temores, nacidos en esta tierra, capaz de ganarle a la adversidad que conocemos desde siempre. Si ustedes tienen el convencimiento y la fe, seremos invencibles.
Por supuesto que enfrentamos adversarios que no nos quieren y que intentarán desprestigiarnos, pero nuestra fe y fortaleza nacen de una vida dura y de la convicción de hacer esta sociedad más justa para aquellos que aún viven en condiciones inhumanas. Por eso, este proyecto no se sustenta en el desprestigio de nadie. Para nosotros todas las personas merecen igual respeto, aunque estén equivocadas o se sientan dueños de la verdad.
Reconocemos el aporte de algunas autoridades, pero lo que está claro, es que no ha sido suficiente: ¿Cómo es posible que hoy la mayoría de Chile viva en una isla de marginación, inmersa en un mar de crecimiento económico?
Pondremos en la agenda pública del Estado los problemas que hoy nos agobian y buscaremos las soluciones. Es posible resolver nuestra problemática.
Aquí todos debemos ser evaluados por nuestras actuaciones y hechos concretos, no por las buenas intenciones. Nuestra condición de Plurinacional junto al Pueblo mapuche no es un estigma. No nos deja en desventaja respecto a otros. Por el contrario, esas son nuestras fortalezas y orgullo. Nos hemos reconstruido desde estas raíces que nos dan sentido y no tenemos que disculparnos por ello.
Aun así, hay algunos agoreros de malas noticias que dicen que hoy no es el DÍA para transformar las vidas de los más postergados de Chile, que habrán de pasar muchos años para que un partido político como el nuestro llegue al lugar donde se resuelven los problemas del país.
Yo digo que, hoy es ese DÍA, llegó la hora de pensar y ejecutar un proyecto para vivir una vida más digna, tarea que es posible. Si usted participa.