• Martes , 29 marzo 2016
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[COLUMNA] ¿Para qué educamos?

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Guillermo Cortés Lutz

Doctor en Historia

Post Doctorado en Antropología

Presidente Regional  IC de Atacama

 Me parece que es pertinente  preguntarnos; ¿Para qué educamos?   Todo  nos indica que hoy, para y por la calidad, concepto extraño  y  de  significados múltiples  y confuso  dentro del  proceso del e-ducare.  La calidad hoy  se ha convertido en sinónimo de  educar para  competir y competir para lograr el éxito material. Los modernos teóricos del exitismo, en el marco del modelo económico dominante,   hablan de calidad refiriéndose  de forma  casi exclusiva a una joven y a un joven  que  siendo profesional e incluso antes, sea un poderoso consumidor,  y que  ojala este consumo se vea reflejado en logros  palpables y  demostrables ante los demás.  –  Entonce  ¿Sobre esta calidad estamos discutiendo?  No seria mejor, como lo ha planteado el Grupo de Estudios de Atacama GEA, hablar de una buena enseñanza, para mejores aprendizajes. Este proceso  nunca será de corto plazo, por que el daño al sistema escolar, como al universitario es  profundo,  en especial  desde que este comenzó a ser traspasado  a la regulación  y arbitrio del mercado,   por ello  es que pensar en subir o bajar puntos  en periodos  breves ( un año o dos),  en  cualquier tipo mediciones, ya sean estas  nacionales o internacionales, es  a lo menos una extravagancia  propia de la soberbia y la ignorancia con relación a la educación.  Ahora, sí  pensamos en la propuesta de GEA – Atacama,  de entender  la educación  como proceso formador de humanidad, comenzamos a cambiar el derrotero erróneo por los cuales transita el discurso y el pensamiento dominante con relación al éxito y calidad de la educación.  Por ello nos parece que es necesario explorar,  estudiar y en lo posible poner en marcha  otro tipo de acción pedagógica, con base en   otras miradas  epistemológicas.   Al respecto Joel Spring, ha planteado lo siguiente; : “ Buscar un sistema educativo y un proceso formador , desde la infancia,  que den como resultado una persona no autoritaria,  que no acepte obedientemente  los dictados del sistema político y social, y que exija un  mayor control personal y un mayor poder de elección”. Estamos en presencia de un mirada radical de  la educación, donde la  participación y la ejercitación  en democracia, son centrales,  una enseñanza  que prepare las conciencias para  resistirse racionalmente   a lo establecido por el mercado y el  sistema oligárquico de establishment político.

La Educación por tanto no puede ser evaluada por  guarismo numéricos en pruebas estándares,  que por lo demás miden a personas distintas,  y con brechas instruccionales  casi antagónicas, donde lo que queda al descubierto en la inequidad sociocultural  y económica de un país.

La Educación, el proceso de e-ducare , debería entonces avanzar por otro camino, uno que sin dudas complemente lo cognitivo, con lo emocional,  lo instruccional  con lo valórico, un proceso formativo donde las humanidades, las ciencias, el arte , la educación para la democracia, sean un elemento modelador de una mujer y un hombre con valores y metas  distintas a las  actualmente vigentes,  donde la fraternidad  humana sea  tan común  que se viva en lo cotidiano y   también en los grandes desafíos y proyectos que asumamos como sociedad. La Educación, para nosotros , ya no, esa manoseada educación  de calidad, sino que una  absolutamente humana,  que debe, considerando los daños y las falencias que arrastramos,  que son históricas, y parafraseando a Fernando Braudel son  en tiempos de larga duración,  buscar estrategias, que están contenidas en una nueva didáctica, que nos permita como estudiantes conocer, hacer  y rehacer el acto cognitivo, que nos prepara para comprender, y desde allí diseñar nuevos escenarios para las comunidades y la sociedad.

Sin duda, todo lo anterior no es nada  fácil, se deben romper paradigmas marcados a fuego en las personas y la sociedad, no obstante pensamos que  en la reflexión y la discusión se abrirán  ventanas para la renovación del pensamiento y de la acción educativa. Se deben convocar a muchos actores, todos pueden y deben opinar sobre ella, además se deben cruzar variables como política, economía y participación.  Finalmente, podríamos decir para que educamos, lo cierto es que No para la calidad, educamos para  adéntranos en la vida, pero para una vida mejor, más justa, libre y democrática.

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