Guillermo Cortés Lutz
Doctor en Historia
Post Doctorado en Antropología
Presidente Regional IC de Atacama
Me parece que es pertinente preguntarnos; ¿Para qué educamos? Todo nos indica que hoy, para y por la calidad, concepto extraño y de significados múltiples y confuso dentro del proceso del e-ducare. La calidad hoy se ha convertido en sinónimo de educar para competir y competir para lograr el éxito material. Los modernos teóricos del exitismo, en el marco del modelo económico dominante, hablan de calidad refiriéndose de forma casi exclusiva a una joven y a un joven que siendo profesional e incluso antes, sea un poderoso consumidor, y que ojala este consumo se vea reflejado en logros palpables y demostrables ante los demás. – Entonce ¿Sobre esta calidad estamos discutiendo? No seria mejor, como lo ha planteado el Grupo de Estudios de Atacama GEA, hablar de una buena enseñanza, para mejores aprendizajes. Este proceso nunca será de corto plazo, por que el daño al sistema escolar, como al universitario es profundo, en especial desde que este comenzó a ser traspasado a la regulación y arbitrio del mercado, por ello es que pensar en subir o bajar puntos en periodos breves ( un año o dos), en cualquier tipo mediciones, ya sean estas nacionales o internacionales, es a lo menos una extravagancia propia de la soberbia y la ignorancia con relación a la educación. Ahora, sí pensamos en la propuesta de GEA – Atacama, de entender la educación como proceso formador de humanidad, comenzamos a cambiar el derrotero erróneo por los cuales transita el discurso y el pensamiento dominante con relación al éxito y calidad de la educación. Por ello nos parece que es necesario explorar, estudiar y en lo posible poner en marcha otro tipo de acción pedagógica, con base en otras miradas epistemológicas. Al respecto Joel Spring, ha planteado lo siguiente; : “ Buscar un sistema educativo y un proceso formador , desde la infancia, que den como resultado una persona no autoritaria, que no acepte obedientemente los dictados del sistema político y social, y que exija un mayor control personal y un mayor poder de elección”. Estamos en presencia de un mirada radical de la educación, donde la participación y la ejercitación en democracia, son centrales, una enseñanza que prepare las conciencias para resistirse racionalmente a lo establecido por el mercado y el sistema oligárquico de establishment político.
La Educación por tanto no puede ser evaluada por guarismo numéricos en pruebas estándares, que por lo demás miden a personas distintas, y con brechas instruccionales casi antagónicas, donde lo que queda al descubierto en la inequidad sociocultural y económica de un país.
La Educación, el proceso de e-ducare , debería entonces avanzar por otro camino, uno que sin dudas complemente lo cognitivo, con lo emocional, lo instruccional con lo valórico, un proceso formativo donde las humanidades, las ciencias, el arte , la educación para la democracia, sean un elemento modelador de una mujer y un hombre con valores y metas distintas a las actualmente vigentes, donde la fraternidad humana sea tan común que se viva en lo cotidiano y también en los grandes desafíos y proyectos que asumamos como sociedad. La Educación, para nosotros , ya no, esa manoseada educación de calidad, sino que una absolutamente humana, que debe, considerando los daños y las falencias que arrastramos, que son históricas, y parafraseando a Fernando Braudel son en tiempos de larga duración, buscar estrategias, que están contenidas en una nueva didáctica, que nos permita como estudiantes conocer, hacer y rehacer el acto cognitivo, que nos prepara para comprender, y desde allí diseñar nuevos escenarios para las comunidades y la sociedad.
Sin duda, todo lo anterior no es nada fácil, se deben romper paradigmas marcados a fuego en las personas y la sociedad, no obstante pensamos que en la reflexión y la discusión se abrirán ventanas para la renovación del pensamiento y de la acción educativa. Se deben convocar a muchos actores, todos pueden y deben opinar sobre ella, además se deben cruzar variables como política, economía y participación. Finalmente, podríamos decir para que educamos, lo cierto es que No para la calidad, educamos para adéntranos en la vida, pero para una vida mejor, más justa, libre y democrática.